
Birmingham, Inglaterra — El mundo del rock se vistió de luto y celebración este martes, cuando miles de fanáticos se congregaron en las calles de Birmingham para despedir al legendario Ozzy Osbourne. El ícono del heavy metal falleció el pasado 22 de julio a los 76 años, dejando tras de sí un legado imborrable como líder de Black Sabbath y solista.
La procesión fúnebre comenzó en Aston, el barrio donde nació y vivió sus primeros años. Desde temprano, seguidores del “Príncipe de las Tinieblas” se alinearon en las aceras portando camisetas negras, pancartas y hasta imitaciones de sus clásicos looks, en un homenaje cargado de emoción y simbolismo. El vehículo que transportaba sus restos recorrió las calles mientras la multitud aplaudía, lloraba y gritaba: “¡Ozzy! ¡Ozzy!”.
Uno de los momentos más conmovedores fue cuando el cortejo llegó al famoso banco de Black Sabbath, un lugar simbólico en la ciudad que honra la trayectoria de la banda que cambió para siempre la historia del metal. Allí, su esposa Sharon Osbourne y sus hijos Kelly, Jack y Aimee, bajaron del automóvil fúnebre para colocar rosas rojas, mientras los presentes levantaban los puños con el tradicional gesto del “cuerno del diablo”.
Durante el trayecto, una banda local interpretó en vivo clásicos como “Iron Man” y “Paranoid”, lo que convirtió la ceremonia en una especie de mini concierto improvisado. La atmósfera era tan poderosa como caótica: una mezcla entre duelo, agradecimiento y euforia, como solo Ozzy habría aprobado. “Él no quería tristeza, sino un espectáculo”, dijo un fan al medio local The Guardian.
Aunque el homenaje en las calles fue público, más tarde se realizó un servicio privado en Gerrards Cross, al que asistieron familiares cercanos, amigos y celebridades del mundo de la música, como Elton John y James Hetfield (Metallica). Medios británicos también destacaron que Sharon portaba el anillo de bodas de Ozzy colgado al cuello, un gesto íntimo que conmovió a muchos seguidores.
Esta despedida se dio tan solo unas semanas después del histórico concierto Back to the Beginning, realizado el 5 de julio en Villa Park, donde más de 45,000 personas y más de 6 millones en línea vieron por última vez a la formación original de Black Sabbath sobre el escenario. Ese show, ahora convertido en leyenda, sirvió como el cierre perfecto a una carrera llena de controversias, gloria, música y reinvención.
Ozzy, conocido por su voz rasposa, su estilo irreverente y sus momentos inolvidables —como cuando mordió la cabeza de un murciélago en pleno concierto— será recordado no solo como un ícono musical, sino como una figura cultural que rompió esquemas y unió generaciones.
En palabras de un fan que viajó desde Alemania solo para despedirlo:
“Ozzy fue más que música, fue una forma de vivir. No habrá otro igual.”
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