Durante semanas, el asteroide 2024 YR4 captó la atención de la comunidad científica y del público debido a su aparente riesgo de colisión con la Tierra en el año 2032. Sin embargo, la NASA ha confirmado recientemente que la amenaza ha desaparecido por completo. Gracias a nuevas observaciones y cálculos más precisos, los astrónomos determinaron que las probabilidades de impacto han descendido prácticamente a cero.

Un riesgo que preocupó a los expertos

Inicialmente, tras su detección el 27 de diciembre de 2024, los cálculos indicaban que el 2024 YR4 tenía una probabilidad de más del 1 % de impactar contra la Tierra. Esta cifra aumentó en enero y febrero, alcanzando un máximo del 3,1 %, un porcentaje alarmante para un objeto de su tamaño. Con una anchura estimada de entre 40 y 90 metros, el asteroide tenía el potencial de arrasar una ciudad entera en caso de colisión.

Las proyecciones iniciales indicaban que el asteroide podría chocar o explotar en el aire sobre áreas densamente pobladas, como Bombay (India) y Lagos (Nigeria), lo que generó preocupación entre científicos y autoridades.

El fin de la alarma

Sin embargo, los astrónomos siguieron monitoreando su trayectoria con telescopios terrestres, incluyendo el Lowell Discovery en Arizona y el Telescopio Óptico Nórdico en Canarias. Con cada nueva observación, la incertidumbre sobre su órbita se redujo y las probabilidades de impacto comenzaron a disminuir drásticamente. El lunes pasado, la NASA anunció en una publicación en X que el riesgo se había reducido a tan solo un 0,004 %, es decir, una posibilidad entre 25.000. Poco después, los cálculos más recientes indicaron que la probabilidad era aún menor: una entre 59.000.

Un posible impacto en la Luna

Aunque la Tierra ya no está en peligro, la NASA advirtió que todavía existe una posibilidad del 1,7 % de que el 2024 YR4 impacte contra la Luna. Si esto ocurriera, podría generar un nuevo cráter en su superficie accidentada.

El asteroide seguirá siendo monitoreado hasta finales de abril de 2024, cuando quedará fuera de nuestro alcance hasta el año 2028. Este caso demuestra la importancia de la vigilancia continua de objetos cercanos a la Tierra y el avance de la tecnología para detectar y evaluar riesgos potenciales. Como lo señaló Davide Farnocchia, ingeniero del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, el seguimiento del 2024 YR4 ha sido “un ejemplo del proceso científico en funcionamiento”, asegurando que estamos preparados para afrontar posibles amenazas en el futuro.