El 1 de marzo de 1994, la banda de grunge estadounidense se presentó en Múnich, Alemania, sin saber que sería la última vez que su líder se presentaría en público antes de su trágica muerte.
Terminó de entonar las tristes estrofas de Heart-shaped box con mucha dificultad. En un momento hasta desistió de su intento de llegar a las notas más altas del estribillo. Estaba pálido, desganado y no veía la hora de bajarse del escenario. Entonces, Kurt Cobain se despidió del público que había ido a verlo a ese concierto en la Terminal Einz de Múnich, en Alemania, con un escueto “thank you”. Era el 1 de marzo de 1994. Y nadie podía imaginar que ese sería el último show que el cantante brindaría al frente de Nirvana. Apenas un mes después, el 5 de abril de ese año, se suicidó.
El creador y líder de la banda estadounidense, de apenas 27 años de edad, venía lidiando con la depresión y la adicción a la heroína. Ese día, además, estaba muy afectado por una bronquitis grave y una laringitis, que hicieron que por prescripción médica se terminaran cancelando las fechas siguientes de la gira de promoción de In Utero, con la que el grupo había retomado sus presentaciones en Europa después de un impasse. Así que, definitivamente, no quería salir a cantar. Y menos en ese recital, el décimo tercero del tour, que había sido agregado de improviso en las instalaciones de lo que hasta hacía poco tiempo había operado como el hangar de un aeropuerto internacional.
Las puertas del lugar se abrieron a las 18:30 y unas modestas tres mil personas se acercaron para ver el recital. La banda Melvins, también oriunda de Seattle como Nirvana, fue la encargada de actuar como telonera. Mientras tanto, en los camarines, el bajista Krist Novoselic y el baterista Dave Grohl, intentaban convencer a Cobain de que se subiera al escenario. Y, finalmente, pasadas las 21 el cantante se paró frente al micrófono para interpretar una particular versión de My Best friend´s girl, de The Cars.
Como no había estado presente en la prueba de sonido, Kurt recién se dio cuenta de lo mala que era la acústica del lugar cuando ya era demasiado tarde para resolverlo. Junto a Pat Smear en guitarra y Melora Creager en chelo, la banda grunge intentó llevar adelante el show hasta alcanzar el sexto tema del setlist, que incluía un total de 23 canciones. Entonces, justo cuando estaban empezando a tocar Come as you are, un corte en el suministro eléctrico los obligó a suspender su actuación por unos minutos.
“No estamos tocando en un enorme estadio de Múnich esta noche. Porque nuestra carrera está en franco retroceso. Estamos en la puerta de salida. El grunge está muerto. Nirvana se ha acabado”, le dijo Novoselic al público a modo de broma como para distender el momento. Y la gente lo celebró sin saber que esas palabras tomarían un significado inesperado con el correr de las semanas. Luego, el concierto continuó. Y hasta hubo lugar para los bises, que pusieron en evidencia los serios problemas que afectaban la voz de Cobain.
Kurt abandonó el predio dejando olvidada en el vestuario la camiseta de Sonic Youth que había utilizado en su presentación. Y, tras confirmarse la cancelación de los recitales pendientes, viajó a Roma, Italia, donde terminó en coma por una ingesta de ansiolíticos y alcohol. Días más tarde regresó a su casa en los Estados Unidos, donde dio varios avisos hasta que un empleado de una compañía eléctrica lo encontró muerto el 8 de abril. Llevaba tres días sin vida y, aunque en principio de habló de una sobredosis, finalmente la autopsia confirmó que se había tratado de un suicidio.
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