Casi 20 mil fans vibraron al ritmo de “Chained to The Rhythm”, “Teary Eyes” y “Dark Horse” en la segunda noche mágica de The Lifetimes Tour en México.
Una colorida cuenta regresiva en pantallas gigantes marcó el arranque de la segunda presentación de Katy Perry en la Arena Ciudad de México. Casi 20 mil asistentes se congregaron este 25 de abril para vivir una noche llena de nostalgia, energía y espectáculo, en el marco de su gira The Lifetimes Tour.
Desde los primeros minutos, la atmósfera se llenó de emoción. Luces neón, sonidos electrónicos y animaciones pixeladas crearon una experiencia inmersiva que transportó al público a una era retro-futurista. La espera terminó cuando Katy, enfundada en un brillante atuendo plateado, apareció sobre el escenario flotando en una plataforma aérea, desatando una ovación que sacudió el recinto.


La cantante californiana inició su espectáculo interpretando “Chained to The Rhythm”, tema que de inmediato puso a bailar a los asistentes. Sin bajar el ritmo, siguió con “Teary Eyes”, mostrando su característica mezcla de dulzura y potencia vocal. El momento de mayor euforia llegó con “Dark Horse”, canción que, acompañada de visuales hipnóticos y bailarines robóticos, encendió aún más los ánimos.
Cada movimiento de Katy Perry, cada palabra y cada gesto, fueron recibidos con gritos y aplausos ensordecedores. La esposa del actor Orlando Bloom no solo ofreció un concierto, sino una verdadera cátedra de cómo dominar un escenario: con carisma, profesionalismo y una conexión auténtica con su público.

La noche estuvo llena de momentos memorables. En medio del show, Katy agradeció a sus fans mexicanos por su amor incondicional y les recordó que México ocupa un lugar especial en su corazón. “¡Ustedes siempre me han recibido con los brazos abiertos!”, expresó en español, provocando otra ola de aplausos.
Además de los tres temas iniciales, el repertorio abarcó sus mayores éxitos y algunas canciones nuevas de su más reciente álbum 143. Temas como “California Gurls”, “Teenage Dream”, “Firework” y “Roar” no podían faltar, haciendo que la Arena vibrara de principio a fin.

Con dos fechas exitosas y una más por realizar en la capital mexicana, Katy Perry demostró que sigue siendo una de las artistas pop más queridas y vigentes. Su fusión de espectáculo visual, nostalgia ochentera y música irresistible conquistó una vez más a sus fans, dejando claro que, al igual que un buen videojuego clásico, su magia nunca pasa de moda.
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