En una reveladora entrevista con la revista ‘GQ’, la cantante colombiana compartió sus sentimientos: ‘El amor de pareja me decepcionó. Impactó mi forma de ser’.
Los últimos meses han sido agridulces para Shakira. La cantante colombiana continúa sanando las heridas de su ruptura con Gerard Piqué mientras disfruta de un descomunal éxito en su potente regreso a la música, tras haber disminuido su actividad mientras vivía en Barcelona, donde su prioridad era cuidar de su familia con el exfutbolista.
La acogida de sus seguidores ha sido tan impresionante que incluso ha tenido que posponer su gira mundial de Las mujeres ya no lloran debido a la alta demanda de entradas, lo que la llevó a programar nuevas fechas. Sin embargo, parece que su corazón sigue roto, como revela en una sincera entrevista con la revista GQ. Ha cambiado su percepción del amor, compartiendo: “No es la misma. El amor de pareja me decepcionó. Afectó a mi forma de ser. Es irremediable, por ahora, haber perdido la confianza en el otro. El proceso de sanación es largo. ¡Me llevará varios álbumes! Es un mito que con ‘Última’ iba a dejar todo atrás. Siempre hay más que explorar”.
“Me he dado cuenta de que la amistad es más duradera que el amor. Nunca lo supe. La vida me quitó un marido, pero me dio tantos amigos… Nunca me he sentido tan amada como por ellos. Debo haber hecho algo bien para tener tanta gente que me quiere. Aunque también ha habido quienes me traicionaron y me dieron la espalda, cuando más los necesitaba. Pero por cada uno que no estuvo, hay cinco que sí. Las amistades que perduran desde hace 20 años, y otras más recientes, son una verdadera recompensa. Cuando hay tanto dolor, Dios aprieta, pero no ahoga”, agrega.
Además, reconoce que el centro de su vida son sus dos hijos, Sasha y Milan: “Soy una madre completamente dedicada a ellos. Entro a un cuarto y puedo leer su lenguaje corporal: si están tristes, felices o preocupados. A veces siento que algo no va bien, les llamo, y resulta que efectivamente hay algo que no marcha. Tengo una conexión tan profunda con ellos que domina mi vida y todo lo que hago. Mientras hablamos, mis pensamientos siempre están en mis hijos. Esto consume una cantidad de energía… La misma pasión que dedico a mi carrera, o incluso más, la invierto en ellos, en su integridad y desarrollo. Sufro por todo lo que les sucede y me tomo muy en serio la tarea de ser madre: intentar que haya dos personas decentes más en este mundo, y que ojalá sean mis hijos”.
A pesar de los problemas en el amor, confiesa seguir creyendo en él, gracias al ejemplo de sus padres: “No puedo decir que soy una escéptica absoluta, porque mis padres son la mayor demostración de que hay amor de pareja. Un amor eterno que supera cualquier obstáculo. Tienen 50 años juntos. Los ves y puedes notar cómo mi madre mira a mi padre como si fuera el último hombre del mundo. Y él a ella. Son como novios”.
“Mi padre tiene 93 años y ha cometido errores, pero tiene ese amor que lo soporta todo. Existe, pero solo para un grupo selecto. Es un VIP al que no entra todo el mundo. Unos pocos tienen la suerte de estar dentro. No me tocó a mí, pero sí a buenos amigos”, concluye.
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