El tercer ciclista más destacado en los Juegos Olímpicos enfrenta bancarrota: sus medallas podrían ser vendidas por orden judicial en cualquier momento.

El ciclista con la tercera mayor cantidad de medallas en la historia olímpica, con ocho preseas (solo superado por sus compatriotas Jason Kenny y Chris Hoy), está al borde de perder incluso esos honores. A sus 44 años, Bradley Wiggins, quien se retiró en 2016, enfrenta la bancarrota. No es la primera vez que el deportista experimenta dificultades financieras.

En octubre de 2020 surgieron sus problemas: Wiggins Rights Limited, una empresa familiar dedicada al ciclismo en un 75%, se declaró en liquidación de manera voluntaria. En ese momento, un portavoz de la empresa aseguró que “no afectaría la solvencia personal de Bradley”, una afirmación que resultó ser incorrecta. Dos años después, el deportista negoció un acuerdo para ayudar a pagar a los acreedores y evitar así su quiebra. En ese momento, su deuda ascendía a casi un millón de libras esterlinas: 979,953 libras (1,162,106 euros).

En noviembre de 2023, Wiggins aún no había saldado su deuda con ellos, algo que el propio deportista cuestionaba. Finalmente, el pasado lunes, 3 de junio, se llegó a una resolución. Ante el impago, según informó The Times, el Tribunal del Condado de Lancaster declaró en bancarrota a Wiggins. Esto significa que en cualquier momento la Justicia podría confiscar los activos del exciclista, incluidas las medallas que ganó después de 24 años de arduo esfuerzo y dedicación.